Las copas me llevaron a acariciar un cuerpo parecido al tuyo, en un principio pensé que había encontrado a la sucesión perfecta de tu vacío, me vi con esta escultura caminando por las mismas calles que acompañaron a nuestros pasos, me vi volando con las fantasías que tu nunca lograste ver por que te tenia demasiada preocupada el gobierno de izquierda, o tal ves el color de los zapatos de quienes no teníamos interés en que combinen con nuestras camisetas, me vi soñando miles de besos, con este pedazo de nube que de seguro acolchonaría alguna de esas caídas que suelo tener cuando pienso en el pasado y más aun en el futuro, esas que hasta hoy solo tu y yo conocíamos.
Empecé por rozar sus labios con los míos y sentí que ese candor solo podía existir en una mujer que te ama y te respeta, unos labios tan parecidos a los tuyos que también preferí dejar la recitación del 7 de Rayuela para la siguiente vez, ya que de haberlo hecho tal ves le hubiera dado mas solemnidad a un momento netamente casual; seguí bajando por su cuello, así como a ti te gustaba, así como cuando conseguía que perdieras la razón y te olvidaras de todos tus miedos a dios y sus tremendas represalias por amarme a destiempo y sin ley, suavemente recorrí ese pequeño cuenco que se forma en el lugar exacto de unión entre el cuello y el pecho, ese lugar donde mis manos pasaron tratando de darle alguna explicación lógica, Seguí bajando y me encontré con su pecho perfecto como las dos gotas de leche que tienes tu, ideal para poder pasar mi boca y mis dientes tratando de descubrir algo mas que su desnudez, logre sentir tu olor, el mismo que salía del espacio que quedaba entre el oriente y el occidente de tu pecho, ese olor a pudor pero que dulcemente se mezclaba con el vino tinto, estabas en cada una de las caricias que salían de mis manos, y en cada uno de los gemidos que conseguí arrancar a esta falsa tú. La noche duro lo mismo que lo que duraba con tu cuerpo, un cerrar de ojos, la transpiración de un encuentro furtivo y un abrir de ojos con recriminaciones y silencios.
Por suerte la mañana se fue con ella o ella con la mañana, solo queda el olor de su cuerpo encaramado en este sueño y su compañía.
Por suerte el amanecer se fue con ella, ya no soportaba seguir pensando en ti.
**Oscar Diego
Oscar é um desses cronópio tranquilos com o qual esbarramos na rua e nos apaixonamos num segundo. Mas é fácil perdê-lo de vista, pois num segundo segundo ele voa daí pra Quito, e num terceiro, pode reaparecer cantarolando Silvio Rodrigues na praça de San Ignacio de Velasco
Fala que sempre busca samba aqui com a gente, espero que agora fique e nos traga trovas na língua
Um comentário:
eu queria. reaparecer na praça de san ignacio
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